Desde un avión las cosas parecen maquetas
de colores, grafismos preciosos,
pinturas abstractas virtuosas,
cada forma es un enigma, una creación,
todo es espontaneo y muestra
una armonía descifrable,
desde un avión no se aprecia
el constante discurrir de la gente,
ni se escuchan los pájaros,
ni las fuentes, el mar mismo
simula ser un ancho manto rígido,
descender del avión es como un parto
feliz y al tiempo violento,
emotivo, pero discretamente triste,
al dejar atrás esa intimidad
nacida, se presiente
que todo lo volado es una forma
manipulada de sueño.