Feliciano González

El Motín

El Motín

El Motín. Una reseña de una obra propia no es, en puridad, una reseña, sino una introspección. Una reseña requiere distancia entre el opinador y el opinado. Es obligado que quien afila la pluma de reseñar ignore abundantemente la obra y asuma el riesgo de producir un disparate. Siempre la reseña es válida, legítima, tanto, al menos, como una opinión cualquiera, pero, en este caso, emanada por quien certifica la costumbre de juzgar creaciones ajenas.

Y otro riesgo adicional del reseñante, y no menor, es que a fuerza de ejercer ese arte del albedrío de enjuiciar sus sentencias converjan en lugares comunes repetitivos y adjetivaciones escasamente innovadoras. Pero, se diga lo que se diga, es una divisa valiosa en el mercado de la opinión literaria: se despacha certificada por una firma o entidad y eleva sin excepción la curiosidad por la obra encausada.

Quien se reseña a sí mismo carece de esas bondades, aunque cuente con la llave del único acceso a la verdadera esencia de la obra. Esta, llamémosla cariñosamente, “pseudo-reseña” se convierte sin excepción en una fuente de interpretación y conocimiento del autor y su obra. Los estudiosos de la literatura dedican grades esfuerzos a localizar estos legados y sesudo empeño en descifrarlos e interpretarlos. Lo que el autor expresa de sí mismo es la fuente legítima de entendimiento de su obra. La reseña aspira a convertirse, con mejor o peor éxito, en la jurisprudencia de la obra.

Y con esto prólogo que sólo pretende excusar la arrogancia de su intención, me lanzo a inaugurar esta sección de Reseñas con la de mi propia novela. Y animo con ello a cuantos sean autores de aportar sus “auto-reseñas”. Sea este espacio una escondida y fresca fuente de la que beban quienes deseen conocer a sus colaboradores y sus creaciones.

 

El motín

EL MOTÍN

Una historia de amor y muerte en el teatro de la intriga y la conspiración

 

Cuando escribí esta novela

El Motín. Escribí esta novela en un momento de cambios profundos en mi vida. Y la vida misma exterior se despertaba, cuando avanzada con mi relato, se despertaba a la realidad de una pandemia. No es mi obra producto de este impacto colectivo sino de mi propia turbulencia interior.

Hace muchos años que me fascinó un episodio que pasa un tanto inadvertido en los libros de historia de España que manejan los estudiantes: el llamado motín de los sargentos en la Granja de San Ildefonso. Como desde muy niño los jardines de este delicado palacio fueron lugar de visita con mis padres y hermanos, el relato de tal turbulencia ocurrida allí en 1.836 se quedó prendida en mí, como esperando ser despertada y descubierta en mayor profundidad. Y así lo hice alrededor del otoño de 2018, cuando me propuse detallar mi conocimiento de aquel episodio y de la sociedad que lo envolvía.

Fue un recorrido apasionante a través de ensayos magníficos de reputados investigadores. Pero mi pasión no buscaba retratar la realidad histórica sino reinventarla para explicarla, dotarla de personajes con intensa carga emocional y conciencia del momento que vivían. A través de ellos, de cada palabra y cada gesto, construía el edificio de la ficción que desembocó en aquel suceso trágico.

El relato de hechos históricos no es suficiente para comprender por qué ocurren cosas así. ¿Cómo traer a la actualidad, tras casi doscientos años desde aquel motín, los diversos hilos del tejido social y político de aquel conflicto, extenderlos ante el lector y diseccionarlos uno tras otro, infundiendo un ritmo trepidante a la acción que empuja al lector sin reposo hasta el desenlace? Y, a su vez, más allá del entramado de acciones y emociones de los personajes, provocar en el lector la reflexión sobre aspectos esenciales de la sociedad española, no ya del pasado, sino muy actuales.

En este espacio para mi auto-reseña iré publicando las llaves para entender El Motín:

  • El sentido de cada personaje, su posición en la trama.
  • La efervescente y dura vida del Madrid de 1.836.
  • El entorno misterioso de La Granja de San Ildefonso.
  • La conspiración oculta que transcurre en la obra.
  • Los mensajes atemporales que nos deja El Motín.

 

Os animo a seguir esta sección y a enviarme vuestras reseñas o auto-reseñas que, con gusto compartiremos.

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Feliciano González

Mi creación artística gira entorno a la pintura, la poesía y la novela.

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