Campanas que anuncian muerte.

Miquel Casals

Con gran maestría Miquel Casals nos ofrece Campanas que anuncian muerte, segunda parte de la que él anuncia ser una trilogía. Y digo “con gran maestría” por varias razones. Vemos en ocasiones que las trilogías comienzan con una gran promesa en el desarrollo de la historia que apuntan en la primera entrega. Incluso esa primera novela de la trilogía es en sí una historia ya completa, dejando a la segunda y tercera entregas el difícil reto de superar la intensidad prometida en el brillante inicio, con el riesgo añadido de resultar desconectadas de la historia inicial, algo forzadas, o secundarias. No es en absoluto el caso de Campanas que anuncian muerte. La historia deriva con hilo fino de la primera parte de la trilogía, que se inició con La carpeta roja, y es una continuación esperada y muy bien enmarcada, que nos deja, al final de recorrer sus capítulos, exigiendo a Miquel Casals la conclusión de la trilogía.

La trama

En cuanto a la trama. Una organización criminal vinculada a la masonería internacional ha desarrollado durante años métodos para captar y someter personas a su servicio, utilizando técnicas hipnóticas originarias del antiguo Egipto. Esos “leales”, sin plena consciencia de su identidad ni de la razón última de sus actos, son infiltrados en posiciones de toda condición y nivel en todo el mundo y, para el caso de la novela, en la sociedad española y sus instituciones principales. La de esta logia es una expansión imparable a la que se enfrentan un grupo de personas que logran recuperar su memoria y la conciencia de ser manipulados, eso sí, bajo graves riesgos para su vida. El relato de Campanas que anuncian muerte comienza con la misteriosa aparición de dos cadáveres en la Gran Vía de Madrid, asesinados y con un mensaje cargado de misterio bajo cada cuerpo. El detective Lorenzo Amas y el comisario Orejuela colaboran en el esclarecimiento de los sucesos que, y esto vincula la trama a La carpeta roja, le son conocidos por sus investigaciones pasadas en casos de desapariciones similares. Todos son observados por la organización secreta a través de sus infiltrados; todos viven sus días bajo la amenaza de ser eliminados. Nos expresa esta desprotección y sumisión absoluta el rector Felipe Castañeda, tras la visita que recibe de Cristina, hija de unos de los dirigentes de la logia masónica, Axel Johanson: todos tenemos un poro en nuestra consciencia y a través de él surge lo obvio: la perfección no existe. El peligro es parte de la rutina individual en una sociedad donde la logia masónica ha invadido con éxito los canales más inesperados del poder.
En una carta que el director del CNI, Carlos Hermoso, recibe en su casa se describe el centro fundamental de la trama: En su día París será la capital del mundo, y la antiquísima Logia del Gran Oriente gobernará, a su antojo, el destino de todas las razas en los cinco continentes. No hay marcha atrás. Así nos lo relata el personaje en el capítulo 45, penúltimo de la obra y, con ello, como decía, nos deja impacientes por ver aparecer la siguiente entrega de la trilogía de Miquel Casals.
La novela no fluye de manera lineal desde un inicio definido hasta su conclusión. Es más bien un mosaico de relatos fragmentados a través de la voz misma de cada personaje. El autor nombra cada capítulo con el personaje que nos relata su participación en la trama. Con esta técnica el lector queda inmerso en lo más íntimo del argumento, sin necesidad de largos momentos descriptivos. Nos asomamos a la historia a través los ojos y la mente de cada personaje, mientras se desarrolla la intriga y descubrimos sus acciones. La intriga se presiente a través de la piel de quienes la experimentan. Los diálogos de los protagonistas acompañan lo que de manera frontal quieren presentar al lector: su reflexión, sus miedos, sus padecimientos, su muerte.
Os recomiendo esta nueva entrega y esperamos que cuando Miquel Casals se pregunta sobre esta novela si será ¿la última?, nos obsequie cuanto antes con la aparición de la siguiente.