Belleza Roja
Arantza Portabales
Belleza Roja.
He finalizado la lectura de Belleza Roja con impaciencia y admiración. Es una intriga enmarcada en el arte, la vida que se tiñe metafóra a través del arte, que confunde las fronteras entre la realidad de las cavidades psicológicas familiares y la belleza plástica. Una saga de mujeres obsesionadas con la sangre: “La sangre como elemento purificador. Como catalizador. La sangre como elemento liberador.” Acaece una muerte de todo punto injusta, sólo un círculo reducido de allegados puede haber cometido el crimen. Todos tienen una historia que les acusa. Todos una coartada para defender su inocencia. El pasado familiar, los recuerdos, las vivencias intensas acuden a la memoria para resolver lo ocurrido, pero sólo consiguen confundir la explicación de la tragedia. “La infancia son abrazos con su olor a lavanda”. El sentido común del lector que se lanza a desvelar el secreto del crimen se equivoca constantemente. Arantza Portabales nos transporta por las escenas exteriores de la investigación y las más intimistas de los personajes, como si fuéramos uno más de ellos: nos encadena a la trama. La pareja de policías que investigan el suceso yerran en su intuición y, con ellos, nos equivocamos los demás. En los momentos últimos de la historia, el caso es resuelto a través de una artimaña con la que manipular la confesión de los sospechosos de tan cruel asesinato. La verdad se resiste hasta el mismo final. Desvelado el crimen, abierto al sol el vientre oscuro de los silencios familiares, nos quedamos con esta frase que encierra el alma de esta magnífica novela: “La belleza es roja como un cuenco de cerezas”. Así me lo expresó Arantza en la dedicatoria de su libro que tuve el honor de recibir.