Reseña del libro Piel es escamas

Piel de escamas, Feliciano F González

(Colección de relatos tan ficticios como reales)[1]

Reseña de Ángela Martín del Burgo

 

Feliciano F. González, novelista y poeta, nos ofrece en Piel de escamas su maestría en el relato. El libro está constituido por veintitrés relatos. El autor da vida en ellos a personajes de nuestra intrahistoria, utilizando la expresión de nuestro Miguel de Unamuno. Personajes que viven calladamente la vida en nuestros pueblos, al margen de las glorias y efemérides de la historia oficial. Personajes anclados en la dura tarea del vivir, con los sueños e imaginaciones como norte, y con el agujero negro de la muerte a la espalda y en el horizonte. Entre la vida y la muerte, el tiempo, la memoria, los recuerdos, y la salvaguarda de los sueños, fantasías e imaginaciones. Porque como dice un personaje: “Con el tiempo me resulta difícil diferenciar la memoria de lo real de la fantasía imaginada”.

Personajes con pies de escamas, escamas que se van haciendo a tenor de la trabajosa tarea diaria:

Los que nacemos en esta tierra tenemos la piel tejida con escamas de metal”, dice un personaje que anduvo ganando el jornal en la fundición en el relato titulado Piel de escamas. “Los de por aquí tenemos algo de bueyes de carga”. Y otro de los personajes le replica: “Tú has sido un hacha trabajando el esparto, Zambo, y mira que es dura tarea”. Y es que trabajar cansa como decía en uno de sus relatos el escritor italiano Cesare Pavese.

Feliciano da voz a personajes que saben hablar con el silencio, con la mirada, con su duro trabajo diario, y, dándoles voz, lo rescata de lo efímero, poque la escritura tiene ese don de fijación del instante, de dar un aire de eternidad a lo fugaz.

El espacio por donde transitan las historias es, en su mayor parte, el mundo rural de una España de posguerra. En el relato titulado Mariano el Rebaña leemos:

Mariano estudió el bachillerato en una España donde la carrera más probable de una familia de limitados recursos era el analfabetismo.

Personajes que, viajando con la imaginación, adquieren los paisajes imaginados experiencias vivas de realidad. Como en La Residencia:

Lo cierto es que experimento fantásticos viajes por los lugares remotos que me sugiere mi propia imaginación, con tanta viveza que, después de cinco años de practicarlos, he llegado al convencimiento de que las esquinas palpables de la residencia, las mesas, las sillas, los platos, las lamparitas de salón, todos son en verdad ilusión, y aquellos otros paisajes imaginados son vivas experiencias de mi forma de realidad.

O como en el titulado Paquillo el carbonero, que Soportaba la tarea del vivir sin darse cuenta de que el tiempo no se detiene, …, explorando sus mundos interiores desconocidos, …, habitando espacios inaccesibles para el resto de los mortales.

Paquillo alimentaba su imaginación con las imágenes de la cartelera del cine, primero, y luego, entrada en mano, viendo la película. Los sueños le transformaban en el galán de la película, ese galán de traje cruzado, que, elegante, sujetaba un pitillo entre los dedos.

Los sueños como en el surrealismo tienen un lugar destacado en la vida de los personajes y, como hacía Buñuel en sus películas, especialmente en El discreto encanto de la burguesía, los personajes se cuentan lo soñado y vivido en sueños.

-¿Sabes qué soñaba anoche? Andábamos de chavales en la Charca del Aluvión. Allí estábamos los de la panda en pelota picada dándonos un baño de balneario. /…/ Teníamos a las crías allí mirando … Pero al instante uno detrás de otro se nos puso la verga como un cayado de pastor. (Piel de escamas).

Otros cuentos como el último titulado La metáfora son de cariz distinto. La metáfora, figura señera de las artes, es defendida y atacada en el diálogo de los personajes:

En este mundo no hay lugar para las metáforas. Las metáforas son cosas de perdedores. (…) El éxito no necesita música, necesita acción, sangre, misterio, sexo. ¿Qué coño de música?

            -Usted no tiene ni idea de música, por eso ignora lo que es una metáfora y, en consecuencia, es incapaz de discernir la altura literaria de una obra.

Con la defensa de las metáforas ponemos punto y final a estas páginas.

Ángela Martín del Burgo

Junio 2025.

[1] Feliciano F. González, Piel de Escamas, 2025, Aliar Ediciones.

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Feliciano González

Mi creación artística gira entorno a la pintura, la poesía y la novela.

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